- Se trata del mayor cargamento de licores decomisado durante el fin y principio de año en las fronteras norte y sur
- Autoridades persiguieron vehículo que se dio a la fuga a lo largo de unos 12 kilómetros
En al menos en nueve millones de colones podría estar valorado un cargamento de licores, decomisado la noche del viernes en el Caribe sur, por parte de autoridades del Ministerio de Seguridad Pública.
La incautación se efectuó en dos puntos en los que se encontraba operando personal de la Policía de Fronteras y la Fuerza Pública.
Los vehículos sospechosos fueron detectados en un principio en el puesto policial de Tuba Creek, en la Ruta 36, es decir la carretera que comunica a los cantones de Limón y Talamanca, en el momento en que los vehículos procedían de la frontera con Panamá.
En ese punto los oficiales fronterizos interceptaron un Isuzu D-Max, conducido por un hombre de apellido Briceño, quien transportaba 7.479 unidades de licor variado, el cual accedió a la revisión de su camión.
Conductor de Toyota Prado protagonizó huida a lo largo de 12 kilómetros.
A diferencia de Briceño, un sujeto de apellido Herrera, quien conducía un Toyota Prado, al notar la presencia policial, huyó con rumbo al Valle de La Estrella, por lo que las autoridades le dieron seguimiento por 12 kilómetros.
Fue así como finalmente fue detenido por oficiales del Grupo de Apoyo Operacional (GAO) de la Fuerza Pública de Cartago, quienes están reforzando la operatividad en la provincia de Limón.
El conductor de este segundo vehículo transportaba 1.105 unidades de diversos tipos de licores.
Al ser consultados sobre el pago de los tributos de ley, ninguno de los dos sujetos contaba con la documentación al respecto, como es usual en estos casos.
Por tal motivo, la Policía de Fronteras procedió a decomisar la totalidad del cargamento, consistente en 8.584 unidades de licores como cerveza, ron, ron con cola, tequila y wiski, entre otras bebidas embriagantes.
Posteriormente todo lo decomisado quedó a disposición de la Policía de Control Fiscal, cuyos agentes se encargaron de las diligencias judiciales, además de remitir dichas bebidas a las bodegas de la Dirección de Aduanas.
Además de la violación las normas tributarias, quienes se dedican al trasiego de bebidas embriagantes también violentan las normas sanitarias, por lo cual el consumidor no tiene plena certeza de lo que está consumiendo, pues podría tratarse de bebidas adulteradas, capaces de provocar daños a la salud de los consumidores y hasta la muerte.
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