Nomofobia infantil: el riesgo oculto para la salud mental de niños y niñas

En un mundo hiperconectado, asoma un “lado invisible” que no medimos a detalle pero que
ha moldeado emociones, atención, relaciones y autopercepción; uno que no hace distinción
de edades, pero que en la era moderna está acechando en etapas más tempranas.
Costa Rica, 04 de noviembre de 2025. La nomofobia infantil no es simplemente una
tendencia ni un arrebato digital, es una fractura silenciosa que se instala en la afectividad,
atención, vínculo social e identidad de los más pequeños. Reconocerla es el primer paso para
un acompañamiento integral que contribuya a equilibrar las relaciones personales con la
tecnología.
Para empezar, la Nomofobia es el miedo excesivo a estar sin el teléfono móvil, misma que se
está experimentando en etapas más tempranas. Existen señales ocultas de nomofobia
infantil que resultan claves respecto al apego de los menores con su dispositivo móvil:
● El menor no tolera tiempos sin pantalla u otro estímulo digital, dificultando sus horas
de estar “inactivo”.
● Un silencio prolongado, actitud retraída o mal comportamiento cuando se le quita el
celular.
● Si la niña o el niño reacciona con irritabilidad cuando el teléfono se descarga o no hay
señal.
● Sus horarios de siestas o ir a la cama se descontrolan por estar con el celular, incluso si
lo busca en las madrugadas.
● El menor está en constante pregunta de “dónde está el celular”.
“La estimulación visual y auditiva que los niños reciben del celular afecta directamente a su
cerebro, ya que son estímulos rápidos que ellos no pueden entender, procesar o retener la
información de manera adecuada por la inmadurez de este. Esa búsqueda de satisfacción
inmediata está relacionada con la generación de dopamina, la sustancia que nos hace
estar felices, y el uso de celular incrementa la producción de esta, produciendo un efecto
placebo; contrario al no uso del celular se alteran comportamientos y conductas debido a la
falta de satisfacción inmediata”, así lo explica Anayeli Pérez, Psicóloga Clínica y
especialista en Neuropsicología.
Tiempos, pantallas, emociones: el lado invisible de la conexión
Ese sentimiento de “no tener el celular a la mano”, además de una dependencia obvia, tiene
consecuencias como trastornos de ansiedad, falta de concentración, conducta
inapropiada, desatención escolar o aislamiento. Hoy en día, todos estos aspectos están
afectando de manera negativa la salud mental de los niños y las niñas, planteando nuevos
desafíos en torno a la crianza y el uso de la tecnología. A continuación algunos de los efectos
de la nomofobia infantil:
● Ansiedad constante y reacciones emocionales: aunque no haya una manifestación
explícita al quitarle el móvil al menor, puede desarrollar ansiedad o angustia
interiorizada cuando no tiene acceso, estableciendo un patrón de miedo a perderse

Comunicado de prensa
algo relevante por no responder mensajes o estar conectado, conocido en inglés
como FOMO (Fear Of Missing Out).
● Déficit atencional y rendimiento escolar: el no tener el celular cerca pero
mantenerse alerta a cualquier notificación o interacción digital, hace que el menor
cree una división mental entre sus asignaciones escolares y el dispositivo móvil,
afectando su tiempo de concentración. Un informe de la UNESCO indica que “aunque
la tecnología tiene el potencial de ser un recurso educativo, su uso inapropiado o
excesivo afecta el rendimiento académico, la concentración y autocontrol”.
● Aislamiento virtual: socializar cara a cara se ha hecho más difícil para los niños,
dejando de lado vínculos personales y reduciendo sus oportunidades de desarrollo
emocional.
● Celular como herramienta de validación externa: muchos menores están
definiendo su identidad digital al mostrar que utilizan el móvil; pero esta se ve
afectada cuando ese uso es interrumpido, experimentando vergüenza, problemas de
autoestima, inseguridades y, en casos complejos, distorsión de la realidad.
● Desarrollo de adicciones: así como la nomofobia se ha convertido en una adicción, al
generar una dependencia constante al móvil, esto puede traspasar hacia otro tipo de
adicciones como las emocionales, afectivas e incluso más serias relacionadas con
algún tipo de droga, obviamente en edades más avanzadas.
El Informe de la UNESCO también menciona que “durante la pandemia, el tiempo frente a
pantallas aumentó en promedio 50 minutos diarios en niños de 3 a 8 años en países
desarrollados”, por lo que se puede intuir que el resto de los países no estuvo exento de esta
realidad, incrementando la nomofobia infantil en el tiempo reciente. De acuerdo con Pérez,
hay niños o niñas que al exponerse al celular sin control ni límites comienzan a comparar
aspectos propios como su físico, capacidad intelectual o estrato social, desconectándose
de su “propio yo”.
No es espionaje, es acompañamiento inteligente
Los celulares no deben verse como cajas de intercambio emocional ni como herramientas
sin límites para los menores de edad; de ahí la relevancia de enseñarles a utilizar el
dispositivo con sentido, ya que los menores pueden terminar siendo víctimas de ciberacoso
o grooming al sentirse tan vulnerables digitalmente. En este acompañamiento inteligente
hay recomendaciones y buenas prácticas que resultan fundamentales:
● Detección temprana: anticipar emociones y reacciones contribuye a identificar
aquellas señales invisibles pero presentes en el comportamiento de los menores y
que requieren de ayuda profesional.
● Educación digital: la construcción de conocimiento respecto al uso de los celulares y
un comportamiento digital sano, son aspectos que deben explicarse según la edad
del niño o la niña. Esta puede ser acompañada de un experto en la materia.
● Interacción social: fomentar rutinas caseras o al aire libre (según la edad) que
permitan a los niños tener contacto con otros menores, entre ellas: actividades físicas,
juegos, talleres, lectura u otros espacios de conversación sin dispositivos celulares.

Comunicado de prensa
● Apoyo especializado: en casos de nomofobia infantil identificados, la intervención de
un psicólogo u otro especialista en salud mental es indispensable para controlar y/o
cambiar conductas y percepciones de la realidad.
● Formación parental: ya sean padres de familias, encargados u otros familiares,
conocer sobre la nomofobia infantil unida a un uso saludable de la tecnología pueden
cambiar la cultura familiar. La comunicación es indispensable.
Es recomendable que los adultos moderen el uso de sus teléfonos para practicar con el
ejemplo. Un estudio de Nomophobia reveló que el 78% de los latinoamericanos se considera
dependiente de sus smartphones para las actividades diarias.
Un llamado a la acción
El futuro de la infancia no puede quedar atrapado entre notificaciones y juicios digitales
externos, sino que debe construirse desde un contacto más humano, comunicativo,
cooperativo y real. No es solamente cuestión de prestar o proporcionar un dispositivo;
también se requiere supervisión más estructurada y respaldo familiar, educativo y, si se
requiere, en el área psicológica.
Finalmente, Pérez menciona que “el abordaje integral de los niños y las niñas requiere de un
fuerte compromiso de nosotros los adultos. Estar vigilantes de su desarrollo en edades
tempranas frente a la tecnología y atacar cualquier señal anómala, es parte de una crianza
con propósito en su crecimiento psicológico y social; el llamado es a ser pacientes y a
acompañarlos en una realidad cada vez más digital”.
Si desea conocer más sobre la nomofobia puede visitar el sitio web https://nomophobia.com/

 

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